¿Información?
En el texto de hoy abordaremos la tarea ciertamente un tanto subjetiva -casi arbitraria- de seleccionar tres fragmentos del Capítulo X «El poder invisible» del libro Sobre el Poder de MENÉNDEZ, M.(2007). Una vez seleccionados y citados, se tratará de construir una breve reflexión al respecto.
1-Ceguera por saturación.
«Los medios de comunicación suscitan una familiaridad y proximidad con las cosas y las personas, pero no permiten ver la otra cara de la realidad: su manufactura, su carácter de mediación construida, su superficialidad. La visibilidad y transparencia de los medios producen una ceguera específica: la profusión de imágenes y palabras saturan con una masa indiferenciada de hechos brutos…»
Este es sin duda uno de los efectos más singulares a la par que perniciosos de nuestro tiempo, pues ataca directamente a un aspecto fundamental para la libertad individual y el funcionamiento de la democracia: el espíritu crítico. Apabullados por la inmediatez y crudeza de la realidad presentada se realiza al mismo tiempo un pacto de fe. El ciudadano convertido en espectador ha de asumir (y asume) que aquello que se le presenta es efectivamente cierto, porque de ello depende la integridad de su conocimiento sobre la realidad. Mantener un cierto escepticismo o criticismo se torna tanto más difícil cuantos más medios lo bombardean a uno con información similar, puesto que si uno rehusa aceptar aquello que aportan unos, debe necesariamente aplicar la misma vara de medir a los demás. ¿Qué queda entonces de cierto? Poco más que la incertidumbre.
Y puesto que la incertidumbre es la carga cotidiana en una buena parte de las sociedades occidentales, y que supone uno de los elementos más difíciles de aceptar para el ser humano, que ríe ante el principio socrático de «sólo se que no se nada», para rehuir la ansiedad que produce la falta de referentes y verdades absolutas el pueblo se rinde tácitamente a la servidumbre de la fe. Una fe que, se supone, es más cercana a la realidad en términos de probabilidad, pero que en última instancia acaba siendo fe.
El problema esencial no es, sin embargo, la aceptación de la información como generalmente válida. El problema reside en una doble vertiente: la de vendarse los ojos y aceptar lo que viene como dogma, y por otro lado la carencia de objetividad -e incluso la posible manipulación- que realizan cotidianamente los medios de comunicación, insuflando ideas a diestro y siniestro, que les han sido insufladas, en ocasiones, por quienes están por encima en la escala del poder.
La prensa encarna un papel de intermediario: entre lo real y el individuo, y entre el poder y los ciudadanos. El peligro esencial consiste en olvidar lo que significa que algo nos llegue «mediado».
2-Protestas anónimas y poder invisible.
«Los poderes mismos son invisibles, inimputables […]. Esta invisibilidad se debe a que la interdependencia sistémica de los actores en la economía, la política, la ciencia o el derecho se caracteriza por una ausencia de causas y responsabilidades identificables. Globalización significa en este contexto que todo lo hacemos entre todos…»
¿Y qué ocurre si la mediación se vuelve tan exagerada que el principio de causalidad se diluye del todo? ¿Qué ocurre si las interinfluencias entre unos actores y otros genera una red en la que una perturbación en un punto se transmite de una manera u otra a los demás puntos?
Otro factor que alimenta la incertidumbre de hoy es que es muy difícil saber quién ha hecho qué, y hasta qué punto le es exigible responsabilidad por determinados actos o acontecimientos.En primer lugar encontrar a quién responsabilizar es ya ardua tarea, y después hallarse en posición de exigirle responsabilidades no es cuestión baladí tampoco.
Así pues, otro de los factores que se diluye es «el enemigo», algo que siempre ha estado presente en la conciencia humana y que simplificaba mucho las cosas cuando era claramente identificable. Cuando esa certeza también desaparece, encontramos de nuevo la incertidumbre, la percepción de que una mano invisible lo aplasta a uno, pero que es imposible agarrar el brazo ejecutor. No parece casual que cuando los tiempos se vuelven difíciles, y por tanto cuando más necesario es buscar responsables de las penurias, entren en auge multitud de ideologías radicales e intolerantes tendentes a aportar, precisamente, la identificación de un «otro» como responsable de todo mal. En definitiva, un enemigo común. Una vez más, se hace pacto de fe.
Curiosamente últimamente asistimos a la contraofensiva: contra un enemigo diluido, se reivindican colectivos insondables, que reivindican el anonimato en persecución de unos determinados ideales. Una representación simbólica y despersonalizada de la voluntad popular (o de un sector de la misma) más allá de las caras. El combate del fuego contra el fuego, lo insondable contra lo anónimo, el interés contra el ideal. Sin duda nos esperan tiempos interesantes.
3-Agente 007.
«…el retorno del espionaje […] implica un cambio cultural y no tanto una mera estrategia, que tiene que ver mucho con la mencionada invisibilidad social.»
Esto no es sino una consecuencia de lo anteriormente expuesto. Si todo está cada vez más mediado, es cada vez más insondable, y los medios de comunicación pierden progresivamente la credibilidad porque empezamos a sospechar que hay que coger lo que nos viene de ellos con pinzas, nos encontramos desamparados en nuestra necesidad de certezas.
Y cuando los mecanismos clásicos para obtener cierta seguridad fallan se hace necesaria la intervención de un verdadero información que no rinda pleitesía a ninguna organización pequeña o grande. Cuya única misión sea cazar y entregar la verdad en un estado puro y sin manipulaciones.
Sospecho que aquí radica el éxito popular de Wikileaks frente a la violenta reacción de las instituciones públicas, dejadas al descubierto por una organización no sometida a imperios ni emperadores y que expresa, quizá mejor que ninguna otra cosa, el hastío ante el no saber más que una cosa: que todo el mundo miente.
¿Qué tienen que aprender los medios de comunicación sobre esto? ¿Será el sistema capaz de depurar y asimilar las nuevas exigencias que se les presentan? ¿Podrán los ciudadanos hacer valer aquello que desean para sí mismos? Está por ver.
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Sitios de interés en esta materia:
Blog de Ramiro Pinto.
Wikileaks.
CNI.
Reportaje sobre Anonymous [El País].